La globalización ha producido ciudades sin límites cuyo foco se ha centrado en el beneficio inmediato atentando directamente con la preservación del patrimonio cultural, entre otras cosas.
En su libro «El Derecho a la Ciudad» (1968), Henri Lefebvre habla de poner fin a la creación de espacios gestionados por la lógica del beneficio, para poner en marcha un plan de ‘territorio autogestionado’ que no abandone el patrimonio histórico, ni permita la descomposición del espacio, sino trabajar por la restitución de los centros urbanos como lugares de creación.
Cuidar el patrimonio y acercarlo a los ciudadanos no solo contribuye a la construcción de una identidad local, sino que incide en innovación constructiva y de materiales, además de mejorar la calidad de vida de los habitantes cercanos a través del respeto y entendimiento de culturas pasadas, generando tipologías de ciudades diversas y únicas.
México es uno de los países latinoamericanos, pioneros en la preservación del patrimonio. A pesar de los increíbles avances, la decisión de trabajar constructiva y arquitectónicamente interviniendo patrimonio, sigue siendo bastante personal y se fundamenta en la autogestión de los arquitectos.
A continuación, queremos destacar el trabajo del diseñador Nauzet Rodriguez y su labor al intervenir una construcción patrimonial en Mérida con programa contemporáneo.
El proyecto fue nacido y desarrollado como iniciativa propia. La recuperación de inmuebles patrimoniales en la ciudad de Mérida está siendo llevada a cabo fundamentalmente gracias a iniciativas particulares. Existen programas de ayuda como el rescate de fachadas, pero el grueso de las actuaciones recae sobre los propietarios así como la conservación y mantenimiento. El INAH es el organismo competente que aplica los criterios de recuperación y conservación sobre los inmuebles patrimoniales. También son ellos quienes determinan la idoneidad de cada intervención y su adaptación a nuevos usos o necesidades habitacionales actuales.
«Me formé como Diseñador Industrial y cursé especializaciones de posgrado en museografía y diseño expositivo. Es ahí donde nace mi interés por el patrimonio. La ciudad de Mérida dispone de un grandísimo patrimonio arquitectónico colonial que enamora a todos sus visitantes. Surgió la posibilidad de recuperar este espacio que nos enamoró desde el primer momento y no dudamos en embarcarnos en el proyecto.»
«En términos más generales, recuperar/remodelar/rehabilitar, son operaciones con las que por principios conecto profundamente. Existen infinidad de espacios en abandono que deben ser recuperados y de ese modo tratar de no expandir nuestra huella más allá de los límites existentes.»
Ceñirse a las existencias en las obras es un trabajo que como diseñador, requiere de una muy sana contención del ego y a su vez una aportación muy valiosa al dibujo de las ciudades, recuperando espacio habitable sin el aumento de la mancha urbana. Ninguna nueva construcción, por buena que sea, igualará jamás la valía de nuestro entorno natural.
El nivel de éxito de la propuesta depende fundamentalmente del grado de aceptación de las existencias. En ciertas ocasiones, la corrección de existencias deficientes suponen grandes mejores en el proyecto. Los materiales no son ajenos a estos criterios. El respeto escrupuloso de las existencias es lo que finalmente ha sido más valorado por las personas que han hecho comentarios del proyecto, el lograr un nuevo uso para nuevas vivencias sin haber perturbado en lo más mínimo aquello que ya existía. Contener el ego para no “diseñar” nada, es con toda seguridad la clave de este proyecto, dejar con absoluta rendición que sea la propia casa la que de las pautas para trabajar en ella. Lo contrario, habría supuesto un fracaso. El objetivo de la intervención fue no perder la magia que ya existía.
«El mobiliario es fundamental para proyectar. No se puede pensar en vacío porque por lo general, nadie vive o disfruta los espacios en vacío. Por tanto, se proyecta pensando en las dimensiones, formas, materiales y usos del mobiliario. Más aún en el proyecto de un bar, donde el mobiliario y su uso es tan importante como el espacio que lo acoge. En nuestro caso y debido a la envergadura del inmueble, decidimos que el mobiliario no recalara mayor atención, quisimos plantear algo que cualquier visitante imaginase que debía estar ahí con la naturalidad de las cosas que siempre existieron. Digamos que preferimos pecar de sobrios a caer en estridencias fuera de tono. Sin embargo, no siempre aplicamos el mismo criterio, existen otros proyectos donde el margen para incorporar mobiliario más singular es mayor.»
El cuidado del patrimonial arquitectónico sigue siendo autogestionado y su protección demanda arquitectas y arquitectos activos en este proceso, que es historia común al menos para Latinoamérica.
Fuente: archdaily.mx
Fotos: © Pim Schalkwijk, © Juan Sánchez Cano, Nauzet Rodríguez.
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