Imagen 01. Unite d’ Habitation / Le Corbusier. Imagen © Laurian Ghinitoiu
La obra del arquitecto franco-suizo Charles-Édouard Jeanneret, es, entre muchos otros adjetivos, abarcadora. Le Corbusier se aventuró en escalas desde el diseño de muebles hasta planes urbanos para ciudades enteras, pasando por la pintura, proyectos diversos y la escritura de libros. Algo que no se habla tanto, sin embargo, es la teoría de colores que él desarrolló y aplicó a varios de sus proyectos arquitectónicos y esfuerzos artísticos. Profundamente arraigada en su creencia de que el color juega un papel significativo para evocar emociones y crear ilusiones espaciales, la teoría de colores de Le Corbusier fue descrita en su libro «PolyChromie Architecturtale» (arquitectura policromía), publicado en 1931. Allí, él introdujo su concepto y una gama cuidadosamente curada de colores que pretendían ser usados en contextos arquitectónicos específicos.
Imagen 02. Maison du Bresil / Le Corbusier. Imagen © Samuel Ludwig
Además de los tonos en sí, el arquitecto desarrolló un selector de colores, combinando tonos coloridos y acromáticos con diferentes valores de brillo, reflejando sus experiencias arquitectónicas y de pintura que forman la base de toda la policromía arquitectónica. Según él, «Estos dispositivos buscan estimular la selección personal de colores, colocando la tarea de elección en una base sistemática sólida.
En mi opinión, ofrecen un método de enfoque preciso y eficaz, que permite planificar, en la casa moderna, armonías de colores que son definitivamente arquitectónicas y, sin embargo, adecuadas al gusto y a las necesidades naturales». Deslizando un recorte de cartón junto a las páginas crea armonías de colores.
Imagen 03. Master Plan for Chandigarh / Le Corbusier. Imagen © Laurian Ghinitoiu
Imagen 04. Maison du Bresil / Le Corbusier. Imagen © Samuel Ludwig
Los colores se caracterizan en tres grupos: colores constructivos, dinámicos y de transición. Los colores constructivos consisten en pigmentos naturales utilizados para crear atmósferas agradables y alterar la percepción del espacio. Frecuentemente derivados de tonos terrosos, como marrón, ocre y siena, son empleados para establecer un sentido de armonía, calidez y una conexión con el ambiente natural en las composiciones arquitectónicas. Los colores constructivos forman la paleta fundamental que contribuye al ambiente y al carácter general de un espacio.
Los colores dinámicos involucran el uso de pigmentos sintéticos para crear efectos contrastantes que evocan respuestas emocionales. Estos colores son audaces, vibrantes e intensos, incluyendo tonos de colores primarios, como rojo, azul y amarillo. Al introducir colores dinámicos selectivamente, Le Corbusier tuvo como objetivo crear puntos focales y detalles visuales que capturan atención e infunden energía en la composición arquitectónica. El uso de colores dinámicos permite un sentido elevado de drama, dinamismo e impacto visual dentro del espacio.
Los colores de transición, generalmente llamados colores transparentes, utilizan pigmentos sintéticos transparentes y son empleados para alterar las superficies sin afectar la percepción de volumen o profundidad espacial. Normalmente son usados en esmaltes o acabados translúcidos para modificar la apariencia de los materiales, como mejorar la textura o alterar las cualidades tonales de una superficie. Permiten modificaciones y refinamientos sutiles dentro de la composición arquitectónica, manteniendo la percepción espacial general del espacio.