Una isla es una porción de tierra rodeada en su totalidad por agua; en ese sentido el elemento agua es límite y frontera.
El Hotel Punta Caliza utiliza estos mismos significados para que el líquido color aguamarina sea isla funja como centro y superficie, y tenga como límite lo construido, haciendo un conjunto que rodea el agua, la contiene y le da forma. Aconteciéndose así una continuidad de encuentros entre agua y tierra, entre materiales, entre espacios y visitantes.
La
arena en forma de terreno delata un triángulo que se eleva en forma de torre de madera a su máxima altura, tiene una escalinata que muestra el acceso principal entre un par de mangles protegidos y dan pie para llevar la experiencia hacia el centro: el agua.
Frente a sólidos carrizos que corren sobre todo el perímetro y se truncan en forma de pasillos escalonados que acercan el agua se da el acceso a las habitaciones. El
chukum como basamento y las habitaciones como transición entre la capa interior de aire y el centro de agua.
La torre de madera, como observatorio, permite ubicarnos entre la laguna de Yalahau y el mar la península de Yucatán. Los techos de madera recubiertos de palma remiten perfectamente a la casa maya que entiende la relación particular entre temperatura y humedad. Su solidez despoja a los muros recubiertos de chukum de cualquier carga para que por si misma funcione como estructura. El cedro rojo utilizado para las techumbres se cosechó de la finca familiar, lo cual dio factibilidad económica al proyecto.
Este diálogo entre chukum y madera se dá guardando entre ellos jardines y agua que resguardan el espacio íntimo de descanso como núcleo de las habitaciones. Los detalles en el trabajo del chukum denotan un cuidado exhaustivo tanto en los ensambles como en la disposición de las vetas; incluso las imperfecciones naturales de algunas de las piezas demuestran que lo natural, como el sitio en sí mismo, exalta su belleza hasta en este tipo de señas.
El
agua al ser centro no se conforma con estar ahí y dialogar con el todo, incluso con el cielo, se cuela entre los muros que la flanquean para visitar las habitaciones y comunicar que su presencia también es un aviso de la relación con el afuera. El descanso es lo adecuado como actividad, la relajación en este espacio es natural.
Sombras, día y noche. Los minutos cuentan diferente bajo las sombras totales o parciales que el diseño de cubiertas a dos aguas o en horizontal fueron pensadas para una diversidad de dinámicas en el espacio abierto.
El ambiente local de la isla es pasivo y se ha hecho parte esencial de Punta Caliza para que en conjunto, con el paso del sol, tenga larga estancia bajo sus sombras y dentro del agua. Espacios que remiten al pasado local de un sitio que genera un encuentro entre agua y tierra, así como la isla misma, donde el cielo es surcado por cientos de especies de aves y donde su flora y fauna protegida son parte de la reserva ecológica de Yum Balam en Quintana Roo.
Fuente: archdaily.mx
Fotos: Adlai Pulido.
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